lunes, 27 de julio de 2009

¿RESUCITACIÓN O RESURRECCIÓN? (Clase Sabado 25 de Julio/09)

Mt 27. 51, 52: “51Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; 52y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron”.

1 Co 15. 20: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho”.

EMH p362.

El tercer fenómeno sobrenatural en esta sección es el de la “resucitación” de muchos cuerpos de hombres santos  (27. 52) y la aparición de ellos en Jerusalén después de la resurrección  de Jesús (27. 53). Hay tres elementos que requieren nuestra atención. Primero, es mejor considerar el levantamiento de los cuerpos como “resucitación” y no como “resurrección”, porque ellos volvieron a morir en algún tiempo posterior, como los casos de Lázaro, de la hija de Jairo y del hijo de la viuda de Naín. Segundo, se pregunta: ¿Quiénes eran los hombres santos? El término “santo”, en el Nuevo Testamento, se refiere en casi todos los casos a creyentes en Cristo. Algunos opinan que se refieren a creyentes en Cristo que habían muerto y fueron enterrados cerca de Jerusalén, lo cual es lo más probable, aunque otros opinan que se trató de “santos del viejo Israel”. Tercero, su aparición en Jerusalén se produjo solamente después de la resurrección del Señor. Esto quiere decir que fueron resucitados en el día viernes pero que no fueron vistos hasta el domingo, o después. En todo caso, El Señor Jesús es primicias de los que durmieron (1 Co 15. 20) en el sentido de que es el primero resucitado en cuerpo y que no volvió a experimentar la muerte.

Compubiblia 27. 51 - 53.

El efecto de levantar muchos cuerpos de hombres santos que habían muerto (¿en tiempos del AT?) sugiere que la resurrección de los últimos días (Is 26. 19[1]; Dn 12. 2[2]) halló sus comienzos en la resurrección del Señor Jesús. Ahora era el momento para que todas las esperanzas del pueblo de Dios fueran cumplidas.

Arthur Robertson pp154,5. Mateo, CBP:

En el momento del grito de clamor del Señor Jesucristo (27. 50) y en el momento en que se rasgó el velo, otros dos acontecimientos tuvieron lugar: un terremoto (27. 51) y la restauración de la vida física de los creyentes que habían muerto (27. 52, 53). Este último acontecimiento simbolizó la victoria del Señor Jesucristo sobre la muerte (“devorada ha sido la muerte en victoria”, 1 Co 15. 54). La muerte del Señor Jesucristo afectó al mundo de la muerte, sobre el cual también reinaría (Fil 2. 0, 11).

A. T. Robertson p70. Comentario al Texto Griego, Obra Completa, Clie:

El partimiento de las rocas por el terremoto, y la apertura de los sepulcros se pudo deber al terremoto. Pero la resurrección de los cuerpos de los muertos después de la resurrección del Señor Jesús, que aparecieron a muchos en la santa ciudad, deja perplejos a muchos en la actualidad que admiten la verdadera resurrección corporal del Señor Jesús. Algunos considerarían como leyendas estos portentos, debido a que aparecen sólo en Mateo. Otros dicen que “después de Su resurrección” se debería leer como “después de la resurrección de ellos”, no “de Él”, pero ello haría que entrara en conflicto con la descripción del Señor Jesucristo por parte de Pablo como las primicias de los que duermen (1 Co 15. 20). Los hay que dicen que El Señor liberó estos espíritus después de Su descenso al Hades. Y así. Volvemos a los milagros conectados con el nacimiento del Señor Jesús, la venida del Hijo de Dios al mundo. Si concedemos la posibilidad de tales manifestaciones del poder de Dios, s poco lo que pueda perturbar aquí en la historia d la muerte del Hijo de Dios.

Guillermo Hendriksen pp1023, 4:

c. Santos resucitados

Y muchos cuerpos de santos que habían dormido fueron resucitados y habiendo dejado los sepulcros, después de la resurrección (del Señor Jesús) entraron a la santa ciudad y aparecieron a muchos. Con referencia a este misterioso acontecimiento hay muchas interpretaciones diferentes. No se dice quiénes eran estos santos. Sin embargo, lo siguiente es claro:

Primero, fue una resurrección verdadera y no solamente una aparición de cadáveres.

Segundo, ocurrió en el momento mismo de la muerte del Señor Jesucristo y junto con las otras señales apuntaba al significado de esa muerte.

En tercer lugar, es verdad que el original puede ser interpretado de dos maneras, dependiendo de como analizamos la frase “después de la resurrección (del Señor Jesucristo)”; si concebimos el sentido como “habiendo dejado sus tumbas después de Su resurrección” o “después de Su resurrección se fueron... “Pero, ¿es razonable creer que estos santos con sus gloriosos cuerpos resucitados permanecieron en las tinieblas y corrupción del sepulcro desde la tarde del viernes hasta la mañana del domingo? Con toda probabilidad el sentido es que estos santos fueron resucitados y dejaron sus sepulcros en el momento de la muerte del Señor Jesucristo. No fue sino hasta después de la resurrección del Señor que entraron en Jerusalén y aparecieron a muchos. No se explica donde estuvieron desde el momento que dejaron sus sepulcros hasta que aparecieron a muchos en lo que aún se llama “la santa ciudad”, del mismo modo que no se indica el paradero del Señor Jesús durante los intervalos entre sus apariciones después de Su resurrección.

En cuarto lugar, todo parece señalar hacia el hecho de que estos santos no volvieron a morir. Debe ser que, después de haber aparecido a muchos por algún breve período, Dios los haya llevado -ahora cuerpo y alma- para estar con Él en el cielo, donde sus almas habían estado anteriormente.

Finalmente, esta señal, como las descritas en 27. 51, 52a, es profética. Muestra que la muerte del Señor garantiza nuestra resurrección gloriosa en la segunda venida de Cristo.

Resumiendo la importancia de estas señales, se puede decir que indican el significado de la muerte de Cristo para los hijos de Dios en todo clima y nación: acceso libre al trono de Dios y a Su santuario celestial por medio de la muerte de Cristo; la herencia de un universo maravillosamente renovado; y una gloriosa resurrección a una vida que no verá jamás la muerte. Luego, todas estas señales también enfatizan la majestad de la persona que dio su vida en rescate por muchos. Particularmente pone énfasis en la rica significación de su muerte.

Para mí son inaceptables los siguientes puntos de vista:

a. Podría no haber una resurrección real. Dios simplemente habría sacado temporalmente algunos de estos cuerpos del seno de la tierra para mostrárselos a mucha gente (E W. Grosheide, op. cit., p. 439).

Objeción. El texto dice “resucitaron”, y “fueron”.

b. Esta resurrección ocurrió en relación con, o un poco después de la resurrección del Señor Jesucristo (H. N. Ridderbos, Vol. II, p. 241).

Objeción: Si así fuera, esta sería la única de estas señales que fue pospuesta hasta (o: hasta después de) la resurrección de Cristo. Las demás, todas ocurrieron en el momento de la muerte del Señor. 1 Co 15. 20 no ofrece una base para rechazar el punto de vista de que estos santos resucitaron antes de la resurrección de Cristo, porque la muerte y resurrección triunfante de Cristo siguen siendo la única base legal para la gloriosa resurrección aun de estos santos. Además, la comparación en 1 Co 15. 20, tomando su punto de partida en la resurrección de Cristo, mira hacia el futuro, a la segunda venida: en relación con todos los creyentes que entonces resucitarán, Jesús es las primicias.

e. Estos santos no fueron resucitados con cuerpos inmortales (W. R. Nicholson, The Six Miracles of Calvary, Chicago, 1928, pp. 43, 44).

Objeción: Si la resurrección de ellos fue como la de Lázaro, que volvió a morir, entonces la expresión “aparecieron a muchos” exige una explicación. Además, en ese caso, la resurrección de estos santos no sería una verdadera prenda de la gloriosa resurrección que habrá cuando El Señor Jesucristo venga. En consecuencia, no simbolizaría en forma verdadera la importancia de la muerte del Señor para nuestra resurrección corporal futura.

Kistemaker pp

20. Pero ahora, Cristo ha sido resucitado de los muertos, él es los primeros frutos de quienes han dormido.

a. “Pero ahora”. Las primeras dos palabras de este texto son importantes. La primera es el adversativo pero que cambia de una serie de afirmaciones negativas sobre la resurrección (1 Co 12 - 19) al testimonio positivo sobre Cristo resucitado de los muertos. Después de haber escrito siete oraciones condicionales para demostrar los resultados que vienen de negar la resurrección, Pablo abandona la enseñanza contraria de algunos corintios para concentrarse en la doctrina consistente de la iglesia cristiana: el dogma de la resurrección de Cristo.

La segunda palabra es ahora, la cual indica una referencia temporal, una conclusión lógica o, como en el presente versículo, ambas cosas. Para Pablo, la resurrección de Cristo fue un hecho histórico con profundas y permanentes implicaciones. Dios el Padre resucitó a Cristo Jesús para con seguir la restauración de su pueblo. A la inversa, el adverbio ahora señala la conclusión lógica de la larga discusión de Pablo acerca de la negación de la resurrección que algunos corintios defendían.

b. “Cristo ha sido resucitado de los muertos”. Este testimonio breve resume un hecho incontrovertible que está enraizado en la historia y que es básico para la fe cristiana: Cristo resucitó. La evidencia que Pablo ha esgrimido en la primera parte de este capítulo es suficiente para los creyentes: la tumba vacía y las apariciones (véase 1 Co 3 - 8). Aunque los incrédulos se burlen, los cristianos no necesitan pruebas adicionales de esta verdad histórica que en sus mentes es irrefutable (véase Hch 3. 15; 26. 23).

Pablo repite lo que escribió en el versículo 12. Allí puso la afirmación en la forma de una condición: “si se predica que Cristo ha sido levantado de los muertos”, pero aquí la construye como una declaración que narra un hecho histórico. En el versículo 12 levantó la pregunta teológica de que algunos corintios negaban este hecho, mientras que él mismo atestiguaba su veracidad.” Aquí reitera positivamente la verdad de la resurrección; sabe que sólo algunos de los corintios niegan la resurrección de Cristo. Quizá los lectores no entendieron las implicaciones de esta doctrina redentiva, pero después del extenso discurso que Pablo ha dado sobre el tema, ahora serán capaces de darse cuenta de la profunda importancia de esta enseñanza.

Permanece la interrogante de si Pablo ahora excluye a aquellos que niegan la resurrección de Cristo o si se dirige a todos los corintios. ¿Continúa su discurso dirigiéndolo a quienes rechazaban su enseñanza o ahora sólo se dirige a los que la aceptan? La presente sección (1 Co 20 - 28) no da ninguna señal de que esté excluyendo a alguien. De hecho, después de haber discutido a fondo las consecuencias negativas de negar la resurrección, Pablo invita a todos sus lectores a examinar los aspectos positivos de confesar esta doctrina.

c. “El es los primeros frutos de quienes han dormido”. En el texto griego esta oración es una afirmación escueta de sólo tres palabras y, sin embargo está cargada de significado. Pablo da por sentado que sus lectores conocen lo que el Antiguo Testamento enseña sobre las primicias o primeros frutos. Estos eran lo primero que se cosechaba y que el pueblo ofrecía a Dios en reconocimiento de su fidelidad por haber provisto frutos en el tiempo requerido. Moisés mandó que los israelitas ofrecieran una gavilla del primer grano que se coseche, y ésto debía realizarse delante del Señor al día siguiente del sábado que venía después de la fiesta de la pascua (Lv 23. 9 - 11). Exactamente siete semanas después, debían presentar al Señor una ofrenda de grano nuevo (Lv 23. 17; véase también Dt 26. 1 - 11). Un tiempo después, a Israel se le llamó primeros frutos o primicias (Jer 2. 3). Pablo aplica esta expresión a los primeros convertidos de Asia Menor occidental y al sur de Grecia respectivamente (Ro 16. 5; 1 Co 16. 15). Los 144.000 redimidos de la tierra son ofrecidos como primicias a Dios (Ap 14. 3; cf. Stg 1. 18).

La expresión primeros frutos nos dice que la primera gavilla de la cosecha de grano que se avecina será seguida por el resto de las gavillas. Cristo se convirtió en las primicias por su resurrección, y garantiza a todos los que le pertenecen que ellos también participarán en Su resurrección. Pablo describe a la gente que pertenece a Cristo como aquellos que han dormido. No menciona la resurrección de Jesús con referencia a los aspectos temporales o religiosos de las pascua judía. Lo que quiere decir es que la resurrección de Cristo es la cuota inicial para su pueblo (15. 23) o su garantía (2 Co 1. 22). Cristo no es los primeros frutos de los que han sido resucitados, sino de los que han muerto[3]. Por cierto, ningún ser humano ha sido definitivamente resucitado físicamente de los muertos. Los hijos de la viuda de Sarepta y de la Sunamita murieron después de algunos años, lo mismo que la hija de Jairo, el joven de Naín y Lázaro. Sólo Cristo ha conquistado la muerte y resucitado del todo de los muertos. Todos los demás deberán esperar hasta que sus cuerpos resuciten el día indicado[4].

 Prs. Luis C. Ribón V. - Georgina C. de Ribón



[1]    Is 26. 19: “Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos”.

[2]    Dn 12. 2: “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”.

[3]    Conzelmann, 1 Corinthians, p. 268.

[4]    Ralph P. Martin, The Spirit and the Congregation: Studies in I Corinthians 12-15 (Grand Rapids:

     Eerdmans, 1984), p. 110.


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