lunes, 27 de julio de 2009

MAPAS DEL TEMPLO EN LOS DÍAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO




MAPAS MINISTERIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO






¿EXISTE ALGUNA DIFERENCIA ENTRE REINO DE DIOS Y REINO DE LOS CIELOS?(Clase Sabado 25 de Julio/09)

El reino de los cielos o reino de Dios es el tema central de la predicación del Señor Jesús, según los evangelios sinópticos. Mientras que Mateo, que se dirige a los judíos, se refiere principalmente al “reino de los cielos”, Marcos y Lucas hablan del “reino de Dios”; esta última expresión tiene el mismo significado que “reino de los cielos”, pero era más fácil que la entendieran los no judíos. El uso de la expresión “reino de los cielos” en Mateo se debe indudablemente a la tendencia en el judaísmo a evitar el uso directo del nombre de Dios. En todo caso no debe suponerse ninguna distinción de sentido entre las dos expresiones (cf. Mt 5. 3 con Lc. 6. 20). Diccionario e - Sword

Mateo usa la expresión “reino de los cielos” en lugar de “reino de Dios” que usan los demás evangelistas. Por cierto, no evita la última expresión (12. 28; 21. 31), y no hay una diferencia esencial entre las dos denominaciones. Sin embargo, el hecho de que en su designación más usual la palabra griega traducida “cielo” está en plural (cf. Gn 1. 1 en el original) y que la referencia al cielo le recuerda a uno Dn 2. 44; 7. 13, 14, ¿no apunta a la conclusión d que es un hebreo quien está escribiendo estas cosas?... Guillermo Hendriksen, Mateo p97p2.

En el habla popular de un período ligeramente posterior [Hch 6. 8...], los judíos, para evitar mencionar toda forma del nombre divino, se referían a Dios llamándolo “Hammagon” (El Lugar), o “Hashem” (El Nombre). Sandford p115p3.

DIOS ESTABLECERÁ SU REINO

¿Hemos notado cuán grandemente ha afectado al universo la caída de los ángeles y del hombre y qué tremendo problema le ha creado a Dios? Fue el propósito de Dios que los seres que había creado aceptaran Su autoridad; sin embargo, ambas clases de criaturas la rechazaron. Dios no podría establecer Su autoridad en las criaturas; aun así, no renunciaría a ella. El podría retirar su presencia; pero jamás renunciará a la autoridad que inició. Donde está su autoridad, allí está su legítimo lugar. Por eso es que Dios por una parte afirmará Su autoridad y por la otra establecerá Su reino. Aunque Satanás viola continuamente la autoridad de Dios y los hombres se rebelan diariamente contra Él, Dios no permitirá que tal rebelión continúe para siempre; él establecerá Su reino. ¿Por qué llama la Biblia reino de los cielos al reino de Dios? Porque la rebelión no se limitó solamente a esta tierra sino que además alcanzó a los cielos, donde se rebelaron los ángeles.

¿Cómo, pues, establece El Señor el reino de Dios? Lo hace por Su obediencia. Jamás desobedeció a Dios ni una sola vez; ni una sola vez resistió la autoridad de Dios mientras estuvo en la tierra. Al obedecer perfectamente y permitir que la autoridad de Dios rigiera en forma absoluta, El Señor estableció el reino de Dios en la esfera de su propia obediencia. Pues bien, tal como nuestro Señor lo ha hecho, así también debe hoy obedecer la iglesia a fin de que prospere la autoridad de Dios y se manifieste su reino.

[...]

El Señor vino a este mundo a fundar el reino de Dios. Su evangelio es de doble naturaleza: una personal y otra corporativa. En cuanto a la naturaleza personal, el evangelio llama a los hombres a recibir vida eterna por medio de la fe; con respecto a la naturaleza corporativa, invita a los hombres a ingresar en el reino de Dios por medio del arrepentimiento.

Los ojos de Dios están sobre el reino: la llamada oración del Señor, por ejemplo, comienza y termina con el reino. Empieza con las palabras: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.» El reino de Dios es ese reino en el cual se hace la voluntad de Dios sin ninguna interferencia. La oración termina con la siguiente declaración: «Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén» (Mateo 6. 13). El reino, el poder y la gloria están correlacionados. «Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo» proclama Apocalipsis 12. 10. Por eso es que el reino es la esfera de la autoridad. «Porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros» dice el Señor (Lucas 17. 21). Dice «entre vosotros», no «dentro de vosotros». El Señor mismo es, en realidad, el reino de Dios.

Cuando el Señor Jesús está entre nosotros es el reino de Dios el que está entre nosotros. Por eso es que la autoridad de Dios se realiza plenamente en la vida del Señor. Ahora bien, así como el reino de Dios está en el Señor, así también tiene que hallarse en la iglesia, porque la vida del Señor es liberada en la iglesia y, por lo tanto, el reino de Dios se extiende también a la iglesia. Comenzando con Noé, Dios se las ingenió para tener un reino; pero un reino terrenal y no el reino de Dios. Este comienza en realidad con el Señor Jesús. ¡Qué pequeña era al comienzo su esfera de acción! Hoy, sin embargo, este grano de trigo ha llevado mucho fruto. Su esfera de acción se extiende no solamente al Señor sino también a muchos santos.

El propósito de Dios es que seamos su reino y su iglesia, dado que la iglesia fue ordenada para ser la esfera donde se ejerza la autoridad de Dios. El desea tener su legítimo lugar en más que unos cuantos individuos; él desea que toda la iglesia le dé la preeminencia absoluta a fin de que prevalezca su autoridad y no haya rebelión. Así que Dios está resuelto a establecer su autoridad entre sus criaturas. El quiere que obedezcamos, no solamente a la autoridad directa que él mismo ejerce, sino también a las autoridades delegadas que instituye. Lo que Dios espera es la obediencia completa, no una obediencia parcial. Watchman Nee, Autoridad Espiritual, pp54 - 57.

Prs. Luis C. Ribón V. - Georgina C. de Ribón

¿RESUCITACIÓN O RESURRECCIÓN? (Clase Sabado 25 de Julio/09)

Mt 27. 51, 52: “51Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; 52y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron”.

1 Co 15. 20: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho”.

EMH p362.

El tercer fenómeno sobrenatural en esta sección es el de la “resucitación” de muchos cuerpos de hombres santos  (27. 52) y la aparición de ellos en Jerusalén después de la resurrección  de Jesús (27. 53). Hay tres elementos que requieren nuestra atención. Primero, es mejor considerar el levantamiento de los cuerpos como “resucitación” y no como “resurrección”, porque ellos volvieron a morir en algún tiempo posterior, como los casos de Lázaro, de la hija de Jairo y del hijo de la viuda de Naín. Segundo, se pregunta: ¿Quiénes eran los hombres santos? El término “santo”, en el Nuevo Testamento, se refiere en casi todos los casos a creyentes en Cristo. Algunos opinan que se refieren a creyentes en Cristo que habían muerto y fueron enterrados cerca de Jerusalén, lo cual es lo más probable, aunque otros opinan que se trató de “santos del viejo Israel”. Tercero, su aparición en Jerusalén se produjo solamente después de la resurrección del Señor. Esto quiere decir que fueron resucitados en el día viernes pero que no fueron vistos hasta el domingo, o después. En todo caso, El Señor Jesús es primicias de los que durmieron (1 Co 15. 20) en el sentido de que es el primero resucitado en cuerpo y que no volvió a experimentar la muerte.

Compubiblia 27. 51 - 53.

El efecto de levantar muchos cuerpos de hombres santos que habían muerto (¿en tiempos del AT?) sugiere que la resurrección de los últimos días (Is 26. 19[1]; Dn 12. 2[2]) halló sus comienzos en la resurrección del Señor Jesús. Ahora era el momento para que todas las esperanzas del pueblo de Dios fueran cumplidas.

Arthur Robertson pp154,5. Mateo, CBP:

En el momento del grito de clamor del Señor Jesucristo (27. 50) y en el momento en que se rasgó el velo, otros dos acontecimientos tuvieron lugar: un terremoto (27. 51) y la restauración de la vida física de los creyentes que habían muerto (27. 52, 53). Este último acontecimiento simbolizó la victoria del Señor Jesucristo sobre la muerte (“devorada ha sido la muerte en victoria”, 1 Co 15. 54). La muerte del Señor Jesucristo afectó al mundo de la muerte, sobre el cual también reinaría (Fil 2. 0, 11).

A. T. Robertson p70. Comentario al Texto Griego, Obra Completa, Clie:

El partimiento de las rocas por el terremoto, y la apertura de los sepulcros se pudo deber al terremoto. Pero la resurrección de los cuerpos de los muertos después de la resurrección del Señor Jesús, que aparecieron a muchos en la santa ciudad, deja perplejos a muchos en la actualidad que admiten la verdadera resurrección corporal del Señor Jesús. Algunos considerarían como leyendas estos portentos, debido a que aparecen sólo en Mateo. Otros dicen que “después de Su resurrección” se debería leer como “después de la resurrección de ellos”, no “de Él”, pero ello haría que entrara en conflicto con la descripción del Señor Jesucristo por parte de Pablo como las primicias de los que duermen (1 Co 15. 20). Los hay que dicen que El Señor liberó estos espíritus después de Su descenso al Hades. Y así. Volvemos a los milagros conectados con el nacimiento del Señor Jesús, la venida del Hijo de Dios al mundo. Si concedemos la posibilidad de tales manifestaciones del poder de Dios, s poco lo que pueda perturbar aquí en la historia d la muerte del Hijo de Dios.

Guillermo Hendriksen pp1023, 4:

c. Santos resucitados

Y muchos cuerpos de santos que habían dormido fueron resucitados y habiendo dejado los sepulcros, después de la resurrección (del Señor Jesús) entraron a la santa ciudad y aparecieron a muchos. Con referencia a este misterioso acontecimiento hay muchas interpretaciones diferentes. No se dice quiénes eran estos santos. Sin embargo, lo siguiente es claro:

Primero, fue una resurrección verdadera y no solamente una aparición de cadáveres.

Segundo, ocurrió en el momento mismo de la muerte del Señor Jesucristo y junto con las otras señales apuntaba al significado de esa muerte.

En tercer lugar, es verdad que el original puede ser interpretado de dos maneras, dependiendo de como analizamos la frase “después de la resurrección (del Señor Jesucristo)”; si concebimos el sentido como “habiendo dejado sus tumbas después de Su resurrección” o “después de Su resurrección se fueron... “Pero, ¿es razonable creer que estos santos con sus gloriosos cuerpos resucitados permanecieron en las tinieblas y corrupción del sepulcro desde la tarde del viernes hasta la mañana del domingo? Con toda probabilidad el sentido es que estos santos fueron resucitados y dejaron sus sepulcros en el momento de la muerte del Señor Jesucristo. No fue sino hasta después de la resurrección del Señor que entraron en Jerusalén y aparecieron a muchos. No se explica donde estuvieron desde el momento que dejaron sus sepulcros hasta que aparecieron a muchos en lo que aún se llama “la santa ciudad”, del mismo modo que no se indica el paradero del Señor Jesús durante los intervalos entre sus apariciones después de Su resurrección.

En cuarto lugar, todo parece señalar hacia el hecho de que estos santos no volvieron a morir. Debe ser que, después de haber aparecido a muchos por algún breve período, Dios los haya llevado -ahora cuerpo y alma- para estar con Él en el cielo, donde sus almas habían estado anteriormente.

Finalmente, esta señal, como las descritas en 27. 51, 52a, es profética. Muestra que la muerte del Señor garantiza nuestra resurrección gloriosa en la segunda venida de Cristo.

Resumiendo la importancia de estas señales, se puede decir que indican el significado de la muerte de Cristo para los hijos de Dios en todo clima y nación: acceso libre al trono de Dios y a Su santuario celestial por medio de la muerte de Cristo; la herencia de un universo maravillosamente renovado; y una gloriosa resurrección a una vida que no verá jamás la muerte. Luego, todas estas señales también enfatizan la majestad de la persona que dio su vida en rescate por muchos. Particularmente pone énfasis en la rica significación de su muerte.

Para mí son inaceptables los siguientes puntos de vista:

a. Podría no haber una resurrección real. Dios simplemente habría sacado temporalmente algunos de estos cuerpos del seno de la tierra para mostrárselos a mucha gente (E W. Grosheide, op. cit., p. 439).

Objeción. El texto dice “resucitaron”, y “fueron”.

b. Esta resurrección ocurrió en relación con, o un poco después de la resurrección del Señor Jesucristo (H. N. Ridderbos, Vol. II, p. 241).

Objeción: Si así fuera, esta sería la única de estas señales que fue pospuesta hasta (o: hasta después de) la resurrección de Cristo. Las demás, todas ocurrieron en el momento de la muerte del Señor. 1 Co 15. 20 no ofrece una base para rechazar el punto de vista de que estos santos resucitaron antes de la resurrección de Cristo, porque la muerte y resurrección triunfante de Cristo siguen siendo la única base legal para la gloriosa resurrección aun de estos santos. Además, la comparación en 1 Co 15. 20, tomando su punto de partida en la resurrección de Cristo, mira hacia el futuro, a la segunda venida: en relación con todos los creyentes que entonces resucitarán, Jesús es las primicias.

e. Estos santos no fueron resucitados con cuerpos inmortales (W. R. Nicholson, The Six Miracles of Calvary, Chicago, 1928, pp. 43, 44).

Objeción: Si la resurrección de ellos fue como la de Lázaro, que volvió a morir, entonces la expresión “aparecieron a muchos” exige una explicación. Además, en ese caso, la resurrección de estos santos no sería una verdadera prenda de la gloriosa resurrección que habrá cuando El Señor Jesucristo venga. En consecuencia, no simbolizaría en forma verdadera la importancia de la muerte del Señor para nuestra resurrección corporal futura.

Kistemaker pp

20. Pero ahora, Cristo ha sido resucitado de los muertos, él es los primeros frutos de quienes han dormido.

a. “Pero ahora”. Las primeras dos palabras de este texto son importantes. La primera es el adversativo pero que cambia de una serie de afirmaciones negativas sobre la resurrección (1 Co 12 - 19) al testimonio positivo sobre Cristo resucitado de los muertos. Después de haber escrito siete oraciones condicionales para demostrar los resultados que vienen de negar la resurrección, Pablo abandona la enseñanza contraria de algunos corintios para concentrarse en la doctrina consistente de la iglesia cristiana: el dogma de la resurrección de Cristo.

La segunda palabra es ahora, la cual indica una referencia temporal, una conclusión lógica o, como en el presente versículo, ambas cosas. Para Pablo, la resurrección de Cristo fue un hecho histórico con profundas y permanentes implicaciones. Dios el Padre resucitó a Cristo Jesús para con seguir la restauración de su pueblo. A la inversa, el adverbio ahora señala la conclusión lógica de la larga discusión de Pablo acerca de la negación de la resurrección que algunos corintios defendían.

b. “Cristo ha sido resucitado de los muertos”. Este testimonio breve resume un hecho incontrovertible que está enraizado en la historia y que es básico para la fe cristiana: Cristo resucitó. La evidencia que Pablo ha esgrimido en la primera parte de este capítulo es suficiente para los creyentes: la tumba vacía y las apariciones (véase 1 Co 3 - 8). Aunque los incrédulos se burlen, los cristianos no necesitan pruebas adicionales de esta verdad histórica que en sus mentes es irrefutable (véase Hch 3. 15; 26. 23).

Pablo repite lo que escribió en el versículo 12. Allí puso la afirmación en la forma de una condición: “si se predica que Cristo ha sido levantado de los muertos”, pero aquí la construye como una declaración que narra un hecho histórico. En el versículo 12 levantó la pregunta teológica de que algunos corintios negaban este hecho, mientras que él mismo atestiguaba su veracidad.” Aquí reitera positivamente la verdad de la resurrección; sabe que sólo algunos de los corintios niegan la resurrección de Cristo. Quizá los lectores no entendieron las implicaciones de esta doctrina redentiva, pero después del extenso discurso que Pablo ha dado sobre el tema, ahora serán capaces de darse cuenta de la profunda importancia de esta enseñanza.

Permanece la interrogante de si Pablo ahora excluye a aquellos que niegan la resurrección de Cristo o si se dirige a todos los corintios. ¿Continúa su discurso dirigiéndolo a quienes rechazaban su enseñanza o ahora sólo se dirige a los que la aceptan? La presente sección (1 Co 20 - 28) no da ninguna señal de que esté excluyendo a alguien. De hecho, después de haber discutido a fondo las consecuencias negativas de negar la resurrección, Pablo invita a todos sus lectores a examinar los aspectos positivos de confesar esta doctrina.

c. “El es los primeros frutos de quienes han dormido”. En el texto griego esta oración es una afirmación escueta de sólo tres palabras y, sin embargo está cargada de significado. Pablo da por sentado que sus lectores conocen lo que el Antiguo Testamento enseña sobre las primicias o primeros frutos. Estos eran lo primero que se cosechaba y que el pueblo ofrecía a Dios en reconocimiento de su fidelidad por haber provisto frutos en el tiempo requerido. Moisés mandó que los israelitas ofrecieran una gavilla del primer grano que se coseche, y ésto debía realizarse delante del Señor al día siguiente del sábado que venía después de la fiesta de la pascua (Lv 23. 9 - 11). Exactamente siete semanas después, debían presentar al Señor una ofrenda de grano nuevo (Lv 23. 17; véase también Dt 26. 1 - 11). Un tiempo después, a Israel se le llamó primeros frutos o primicias (Jer 2. 3). Pablo aplica esta expresión a los primeros convertidos de Asia Menor occidental y al sur de Grecia respectivamente (Ro 16. 5; 1 Co 16. 15). Los 144.000 redimidos de la tierra son ofrecidos como primicias a Dios (Ap 14. 3; cf. Stg 1. 18).

La expresión primeros frutos nos dice que la primera gavilla de la cosecha de grano que se avecina será seguida por el resto de las gavillas. Cristo se convirtió en las primicias por su resurrección, y garantiza a todos los que le pertenecen que ellos también participarán en Su resurrección. Pablo describe a la gente que pertenece a Cristo como aquellos que han dormido. No menciona la resurrección de Jesús con referencia a los aspectos temporales o religiosos de las pascua judía. Lo que quiere decir es que la resurrección de Cristo es la cuota inicial para su pueblo (15. 23) o su garantía (2 Co 1. 22). Cristo no es los primeros frutos de los que han sido resucitados, sino de los que han muerto[3]. Por cierto, ningún ser humano ha sido definitivamente resucitado físicamente de los muertos. Los hijos de la viuda de Sarepta y de la Sunamita murieron después de algunos años, lo mismo que la hija de Jairo, el joven de Naín y Lázaro. Sólo Cristo ha conquistado la muerte y resucitado del todo de los muertos. Todos los demás deberán esperar hasta que sus cuerpos resuciten el día indicado[4].

 Prs. Luis C. Ribón V. - Georgina C. de Ribón



[1]    Is 26. 19: “Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos”.

[2]    Dn 12. 2: “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”.

[3]    Conzelmann, 1 Corinthians, p. 268.

[4]    Ralph P. Martin, The Spirit and the Congregation: Studies in I Corinthians 12-15 (Grand Rapids:

     Eerdmans, 1984), p. 110.


APOSTOLADO (Clase Sabado 25 de Julio/09)

Apostolado

 ¿Qué era el apostolado? Encontramos los delineamientos escritos en Marcos 3. 9 - 14. El Señor Jesús llamó de entre sus discípulos (3. 9) «a los que El quiso» (3. 23) y nombró doce de ellos para que fueran apóstoles.7

El apóstol fue primero un discípulo. No todos los discípulos se convirtieron en apóstoles. El «discípulo» está bajo disciplina, es a quien se le está enseñando. El «apóstol» es alguien que ha sido enviado. Nadie es enviado sin antes haber sido enseñado. No todos los enseñados son enviados. Leamos ahora Marcos 3. 14 de nuevo, y notemos dos propósitos: «para que estuviesen con El» y capacidades básicas de los apóstoles. Miremos ahora Hechos 1. 21, y nótese las calificaciones fijadas por Pedro: uno de estos hombres que han estado junto con nosotros todo el tiempo que el Señor entraba y salía con nosotros, y «uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección».

¿Son éstas las mismas calificaciones? El Señor Jesús estableció dos requisitos para el apóstol: 1) personal, una experiencia directa de primera mano con El mismo, y 2) una misión. Pedro dijo de dos cosas que eran necesarias al sucesor de Judas: 1) una experiencia personal con Jesús, y 2) un testimonio.

Pedro define cuidadosamente la época de esta experiencia de primera mano con El Señor así: desde el bautismo de Juan hasta la ascensión (Hechos 1. 22). Pablo no se hubiera calificado para ser uno de los Doce bajo estos términos. El podía atestiguar la resurrección de Cristo, pues lo había visto personalmente a El. Pero Pablo no podía atestiguar acerca de la vida y del ministerio del Señor Jesús en los días de su existencia carnal.

Alguien ha planteado la cuestión, ¿por qué no fue Santiago (el hermano de Jesús) nombrado como sucesor de Santiago el apóstol después que este último fue asesinado por Herodes? (De hecho, hay quienes piensan que no fue nombrado, a pesar de que las Escrituras guardan silencio sobre la materia). La respuesta es obvia, en mi opinión: Santiago, el hermano del Señor, un incrédulo antes del sacrificio del Calvario, no había estado con Él durante Su ministerio, y por tanto no calificaba para ello.

Otros podían ser «apóstoles» en un sentido más amplio, en que El Señor los había enviado, por medio del Espíritu, a realizar una labor apostólica. Bernabé, Saulo y otros son llamados apóstoles en la Biblia. Pero ninguno de ellos podía (o pudo) calificar para ello bajo los términos establecidos por El Señor Jesús y reiterados por Pedro.

¿Por qué sólo fueron propuestos José Barsabás y Matías para la selección? (1. 23). ¿Fue esto un error de parte de Pedro y de la primera iglesia? Yo no entiendo el expediente. Más bien me parece que éstos eran los únicos que llenaban los requisitos. ¿Cuántos había allí que podían reclamar que eran seguidores del Señor desde los mismos comienzos, desde el momento del bautismo de Juan? ¡En verdad no había muchos! El Señor tuvo pocos seguidores durante el primer año de Su ministerio. Las relaciones de los evangelios indican que el ascenso de Su popularidad no se produjo sino alrededor de la mitad de su ministerio (más o menos por el tiempo de la milagrosa alimentación de cinco mil personas). Si había allí tres o treinta que podían calificar para el caso, y sólo dos fueron postulados por el compañerismo, entonces me podría sentir inclinado a estar de acuerdo con Campbell Morgan en cuanto a que el método usado para elegir el sustituto del duodécimo apóstol era objetable. Por otro lado, si sólo había dos que podían calificar, entonces no habría objeción que hacer.

¿Y qué hay en la elección por suerte? Pues bien, notemos las etapas. Primero, los nombres fueron seleccionados porque satisfacían los requisitos establecidos por El Señor y reafirmados por Pedro. Luego, los hermanos por compañerismo pidieron a Dios que les hiciera saber cuál era su elección. Y entonces se echaron suertes. En verdad, no importaba sobre quién recayera la elección, el hombre seleccionado sería uno calificado para el cargo, ya que ¡sólo se hacía entre los reconocidos como calificados! Personalmente no me siento en condiciones de rechazar la selección de Matías como sucesor de Judas.

Tenemos que admitir una cosa: la primera iglesia estaba unánime, y estaba en oración. ¡Bajo tales condiciones, me siento más confiado en que actuaba conforme a la voluntad del Señor que lo estaría en algunas de las elecciones que se realizan en las iglesias de los tiempos modernos de la actualidad! Sandford, Una Iglesia Viva, pp53 - 55.

Prs. Luis C. Ribón V. - Georgina C. de Ribón